miércoles, 30 de julio de 2014

En el recuerdo....

Hoy no vamos a comentar nada del Sanatorio Marítimo. Hoy este espacio lo  vamos a dedidar en recuerdo de aquellos 71 Hermanos Hospitalarios de San Juan de Dios que sufrieron el martirio por haber mantenido y confesado su fe en Cristo-Jesús, sirviendo a los enfermos y necesitados , durante aquella terrible guerra civil que tanta sangre y sacrificio costó en aquellos tres terribles años 1936-1939.

Estos 71 Hermanos, sin preocuparse del peligro que les acechaba, permanecieron en sus puestos desempeñando el apostolado de la caridad con su entrega diaria sin dejarse intimidar por los insultos y amenazas de muerte, que les estaban dedicando constantemente, aceptando voluntariamente el martirio.
San Juan de Dios en el Sanatorio Marítimo de Gijón

Beatos Braulio María Corres Díaz de Cerio y compañeros mártires. En Calafell, el 30 de julio de 1936, en la persecución religiosa desatada durante la guerra civil española, fueron inmolados, por odio a la fe y a la profesión religiosa, quince miembros de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, pertenecientes a la comunidad del Sanatorio de San Juan de Dios de Calafell, cerca de Tarragona (España). Éstos son sus nombres: 
Sacerdotes: Braulio María Corres Díaz de Cerio, nacido en Torralba del Río (Navarra) en 1897, maestro de novicios;Julián Carrasquer Fos, nacido en Sueca (Valencia) en 1881, superior de la comunidad.

Religiosos profesos: Eusebio Forcades Ferraté, nacido en Reus (Tarragona) en 1875;Constancio Roca Huguet, nacido en San Sadurní de Noya (Barcelona) en 1895; Benito José Labre Mañoso González, nacido en Lomoviejo (Valladolid) en 1879; Vicente de Paúl Canelles Vives , nacido en Onda (Castellón de la Plana) en 1894. 

Novicios: Tomás Urdánoz Aldaz, nacido en Echarri (Navarra) en 1903; Rafael Flamarique Salinas, nacido en Mendivil (Navarra) en 1903; Antonio Llauradó Parisi, nacido en Reus (Tarragona) en 1910; Manuel López Orbara, nacido en Puente la Reina (Navarra) en 1913; Ignacio Tejero Molina, nacido en Monzalbarba (Zaragoza) en 1916; Enrique Beltrán Llorca, nacido en Villarreal (Castellón de la Plana) en 1899; Domingo Pitarch Gurrea , nacido en Villarreal (Castellón de la Plana) en 1909; Antonio Sanchis Silvestre, nacido en Villamarchante (Valencia) en 1910; y Manuel Jiménez Salado, nacido en Jerez de la Frontera en 1907

In memoriam

Gerardo Alonso Matías.

domingo, 27 de julio de 2014

Y llegó el día soñado

Terminadas las obras de construcción, el Sanatorio Marítimo presenta un bonito aspecto, se están ultimando los últimos detalles y la obra se da por concluida. Ahora se inicia un nuevo trabajo arduo y difícil, el de las suscripciones. Por toda la región asturiana  de desplazan los nuevos Hermanos llegados para tal fin. Se comienza a patear las zonas mineras de Langreo y de Mieres, los resultados son muy satisfactorios. El fin que persigue el Sanatorio Marítimo, ayudar al niño pobre y enfermo, ha calado muy hondo en el  pueblo asturiano. El día 9 de Julio llegaron a Gijón los 5 primeros Hermanos, entre los que se encontraba un asturiano natural de Carbayín, estos Hermanos  van a formar la Primera Comunidad religiosa que va a regentar el Sanatorio Marítimo. El día 5 de Agosto de 1945 ingresan los tres primeros niños, Jesús Fueyo de 13 años, natural de La Felguera; José Minervino Valdés de 12 años natural también de La Felguera y Jesús Felgueroso de 10 años natural de Sama de Langreo y así fueron ingresando paulatinamente niños de distintos lugares de Asturias, de tal forma, que el día 8 de Septiembre, fecha de la inauguración ya se encontraban hospitalizados 46 niños.
Días antes de su inauguración se imprimieron centenares de invitaciones concebidas en estos términos:
Capilla antigua del Sanatorio Marítimo.1945.
Orden Hospitalaria de San Juan de Dios. Solemne bendición e inauguración del Sanatorio Marítimo de San Bernardo y San Hermenegildo para niños lisiados pobres, sito en el camino de La Providencia en Gijón, en su nombre el P. Provincial tiene el honor de invitarle a Vd. a tan solemne ceremonia de su inauguración, ésta tendrá lugar el día 8 de Septiembre  festividad de la Santina de Covadonga”.

Y llegó el día 8, día tan esperado por muchos gijoneses y por muchos asturianos. Amaneció un día de los clásicos del litoral cantábrico en el cual alterna el sol y la bruma, que se van convirtiendo en nubes, nubes que a lo largo del día van a descargar ese orvallu tan característico de nuestra región. La coincidencia de ser el día de Covadonga sirvió para que el entusiasmo del pueblo se desbordara en todos los actos que se desarrollaron a lo largo del día. Presidió la inauguración la esposa del Jefe del Estado Doña Carmen Polo acompañada de su hija Carmen Franco, que sería la madrina de dicho acto. Fueron muchas las autoridades civiles y militares presentes en todos los actos, así como representantes de las distintas comunidades religiosas de Gijón y Oviedo. Tanto las Ilustres damas como las autoridades civiles y militares fueron recibidas a las puertas del Sanatorio Marítimo por el H. Provincial de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios,  Claudio Piña Tejedor. También asistieron a dicho acto D. Hermenegildo Alfageme, acompañado de su esposa e hijos, así como el nuevo primer director médico D. Aquilino Hurlé. El Obispo de Jaén D. Rafael García bendijo las distintas dependencias del Sanatorio Marítimo. El Sr. Arzobispo de Oviedo no pudo asistir por estar ese día celebrando la Patrona de Asturias en Covadonga.  Todos los asistentes hicieron grandes elogios de las distintas instalaciones, parándose a saludar e interesarse por los niños hospitalizados, con los que compartieron amigablemente. El acto solemne de la inauguración se celebró en la hermosa terraza, en la cual se había levantado una tribuna para que los gijoneses, que se habían acercado hasta el Sanatorio Marítimo pudieran ser testigos del acontecimiento. En dicho acto tomaron la palabra distintas personalidades: El Padre Provincial dando las gracias a los asistentes pero de una manera especial a D. Hermenegildo Alfageme. Entre otras cosas dijo. “En este Sanatorio Marítimo, serán recibidos cuantos niños enfermos y pobres llamen a sus puertas y sufran desviación de la columna vertebral, padezcan lesiones de cadera, tumores blancos, mal de Pott, parálisis infantil, procesos fistulares, pies zambos y tantas otras malformaciones congénitas, propias de la especialidad ortopédica a,la que se dedicará este Sanatorio”. Seguidamente tomó la palabra el Sr. Alfageme quien dio las gracias a La Orden Hospitalaria y al pueblo de Gijón por ver coronada una de sus grandes ilusiones, cual era, ver levantado un Centro Sanitario para niños pobres en el mismo lugar donde un día, no muy lejano, perdieron su vida sus seres queridos.

La prensa local y nacional, así como las emisoras de radio local y regional, se hicieron eco de este acontecimiento vivido en Gijón. El diario Pueblo de Madrid publicaba en sus páginas el siguiente comentario. Todos los que visitan este centro gijonés del Sanatorio Marítimo, son, en el futuro, propagandistas y protectores de esta gran obra.”
Gerardo Alonso Matías. 

Manos a la obra…….

Como decíamos en la entrada anterior, las obras de construcción del Sanatorio Marítimo fueron encargadas al arquitecto gijonés Sr. Del Busto y la empresa constructora fue la empresa gijonesa, Fomento de Obras y Construcciones. Las obras comenzaron a gran ritmo, tan pronto se resolvieron todos los trámites burocráticos. Durante la construcción hubo que superar algunos inconvenientes derivados por la falta de materiales,  que por estos años de la posguerra, escaseaban en Gijón y en Asturias. En Abril de 1944 visitó las obras el H. Arsenio, Provincial de Castilla. Su visita, que duró varios días, sirvió para inspeccionar los trabajos, que se estaban realizando y resolver algunas dificultades, que estaban surgiendo. Esta visita sirvió también para estrechar aún más las relaciones con los PP del Corazón de María, pues en la Residencia de Los Claretianos, se hospedó el H. Provincial los días que duró su visita. Al finalizar el año 1944 se ultimaron las partes constructivas y se comienzan las distintas instalaciones de calefacción, agua, luz etc. En el año 1945 se monta todo el material clínico, la cocina, la lavandería, las camas, los muebles  y se levanta una tapia que circunda toda la finca, que ocupa el Sanatorio Marítimo y que según los datos existentes, sobrepasa la superficie de treinta y cuatro mil metros cuadrados.


 El  Sanatorio Marítimo dista del centro de la ciudad de Gijón, dos kilómetros aproximadamente en la carretera, que va a La Providencia bordeando el litoral acantilado.  Podemos decir sin lugar a duda, que su emplazamiento ocupa uno de los parajes   más bellos de los contornos de Gijón enclavado en  una de las extremidades, que forma el arco de la playa gijonesa, con vistas maravillosas al mar Cantábrico. Esta zona se denomina La Eria del Piles, (ería significa campo de cultivo) pues cuando se compraron los terrenos al Conde de Revillagigedo era un conjunto  pequeñas huertas donde se cultivaba todo tipo de hortalizas. En un principio la entrada principal estaba formada por un arco central, que era el portón  y dos puertas laterales de castaño.  Los escudos de Asturias y de Gijón estaban situados a los lados y por encima de la puerta principal, el escudo de La Orden Hospitalaria con una inscripción que decía: Sanatorio Marítimo, Hermanos de San Juan de Dios, Los escudos estaban labrados en piedra artificial y la entrada estaba rematada por un tejadillo de alero saliente, que coronaba la portada.
Muchos y variados eran los servicios clínicos  de que disponía el nuevo hospital, Sala de reconocimiento, Rayos X, Sala de quirófano, Sala de esterilización, Sala ortopédica , Sala de fisioterapia, Gimnasio, Sala de escayolas etc. La Capilla de unos 50 metros cuadrados tenia un hermoso altar labrado en ricas maderas y adornos dorados. Se debe de destacar las ventanas vidrieras artísticas bien labradas hechas por  la Unión de Artistas Vidrieros de Irún  y en las que destacaba la figura de San Juan de Dios rodeado de un grupo de niños.  Destacaban en la primera planta las dos enormes salas  denominadas Sala de San Rafael y Sala de San Paulino con veinticinco camas cada una, con enormes ventanales que se comunicaban con la terraza-solárium de más de sesenta y cinco metros  de larga por cinco de ancha y en toda su longitud un magnífico toldo para evitar el Sol cuando los niños eran sacados a la terraza,  pero de estas salas hablaremos  en otros  comentarios, dada la importancia de las mismas.

Tenemos ya el Sanatorio Marítimo en condiciones de ser habitado. La prensa local y regional se hacen eco de esta realización y de esta gran obra, todos esperan con gran ansiedad el día de su inauguración. A través de estos medios se invita a todos los asturianos a colaborar con esta magnífica obra y los fines que con ella se pretende. Una vez más el pueblo gijonés y el pueblo asturiano en general se vuelcan con aportaciones y suscripciones. Estamos en el mes de junio del año 1945. El Sanatorio Marítimo es ya una realidad y pronto, muy pronto va a comenzar esa ardua y generosa tarea para la que ha sido fundado. 

Gerardo Alonso Matias.

martes, 22 de julio de 2014

Piedra sobre piedra

Al girar este Blog sobre el Sanatorio Marítimo desde su fundación, hasta nuestros días,  me ha parecido muy conveniente traer el recuerdo de aquellas personas, que fueron fundamento y causa de su  fundación. Quiero en primer lugar destacar la vida de aquel viejo anciano  y de su nieto, que en los turbulentos días de la contienda civil fueron pacto de la incomprensión y del odio, que entonces se respiraba.

D. Bernardo Alfageme fue un recio castellano nacido en el pueblo zamorano de Vezdemarban, villa agrícola cercana a la ciudad de Toro.  Cuando solamente contaba 17 años abandonó su pueblo natal en busca de nuevos horizontes y fijó su residencia en Candas. Hombre trabajador y emprendedor se lanzó al mundo industrial y creó una empresa conservera, que se denominó Conservas Alfageme, más tarde sería la fábrica de sidra achampanada  etc . Luego saltaría  a la ciudad de Vigo y seguiría progresando y ampliando sus fábricas conserveras.

Hermenegildo Alfageme, nieto de D. Bernardo e hijo de D. Hermenegildo, había nacido en Candas  y a los pocos años fue a residir con su familia a Vigo, cursó los estudios del Bachillerato en el colegio de La  Inmaculada de Gijón y la carrera de Comercio en la misma ciudad gijonesa. Siempre vivió muy unido a su abuelo y ambos regentaban sus negocios candasinos.  Ambos fallecieron aquel negro 21 de Septiembre del año 1936 víctimas de la incomprensión, y por qué no, barbarie, como tantos otros. Sus restos mortales descansan en la ciudad de Vigo.

Las primeras gestiones para llevar a cabo la construcción del Sanatorio Marítimo fueron llevadas por el H. Provincial de Castilla, Claudio Pina y D. Hermenegildo Alfageme, quienes acuerdan levantar un Sanatorio hospital para “niños lisiados pobres, en el mismo lugar donde fallecieron sus antepasados”. Presentaron el proyecto al Alcalde de Gijón D. Paulino Vigón, quien acogió el proyecto con todo calor y entusiasmo y prestó toda su colaboración, comprometiéndose como Presidente del Ayuntamiento a agilizar los pasos a seguir. El día 7 de Mayo del año 1942 el Ayuntamiento en sesión plenaria aprobaba el proyecto y concedía 100.000 pesetas con destino a la adquisición de los terrenos. Se comprometía, además, con una subvención anual de 10.000 pesetas, una vez que la obra sea un hecho.

El campo donde se habían de tomar los terrenos necesarios en La Eria del rio Piles, eran propiedad del Conde de Revillagigedo.  Antes de finalizar el año 1942 se realizan todas las operaciones de adquisición de los terrenos, no sin cierta dificultad  y D. Manuel del Busto, arquitecto gijonés se hace cargo de  la obra de construcción, que se inicia con la entrada del año 1943. Sería el día 6 de Marzo del mismo año cuando con gran solemnidad el Obispo de Oviedo Ilmo. Sr. D. Manuel Arce Ochotorena bendice los terrenos y se coloca la primera piedra. 

Al acto acudieron todas las autoridades civiles y militares así como D. Hermenegildo hijo de D. Bernardo y padre de Hermenegildo, quien en sentidas palabras dijo: “Fue mi primer pensamiento perpetuar la memoria de mi padre y de mi hijo dedicando todos mis edificios de Candas a Instituciones benéficas, mas no habiéndose podido realizar, decidí hacerlo aquí donde también juntos ofrendaron sus vidas”. Conocida la abnegación y sacrificio de los Hermanos de San Juan de Dios a ellos me dirigí en la ciudad de Vigo para llevar a cabo mi pensamiento y les propuse levantar aquí este Sanatorio Marítimo para niños pobres y enfermos, contribuyendo a ello con el importe de todos mis edificios de Candas y con la sola condición de ostentar en la fachada los nombres de San Bernardo y San Hermenegildo. A lo que el H. Provincial contestó: “Nuestro Sanatorio Marítimo será destinado única y exclusivamente para niños lisiados pobres. Serán admitidos, desde luego, todos aquellos pequeñuelos que llamen a sus puertas en demanda de amparo y socorro, sin otro requisito ni recomendación, que ser pobre y enfermo”. 

Gerardo Alonso Matías

lunes, 21 de julio de 2014

Pues ella es la madre de todas las virtudes...

Las secuelas de los tres años de conflicto bélico se prolongaron bastante tiempo después de terminada la guerra civil.
Como suele ocurrir fueron los más desfavorecidos las víctimas que pagaron con más crueldad los efectos de la posguerra. Las enfermedades y la hambruna hicieron auténticos estragos en la población civil como se puede ver reflejado en los altísimos índices de mortalidad, principalmente  infantil, que se dieron en la época.
Si bien es cierto que el estado de salud de una sociedad guarda relación directa con las características biológicas y sociales de los individuos que la componen, no es menos cierto que las deficitarias condiciones sociales, laborales y sanitarias repercutieron negativamente en la recuperación de la sociedad. En estas circunstancias se presentaba una oportunidad única para poner en práctica los principios de San Juan de Dios, es decir, dotar a los estratos menos favorecidos la ayuda necesaria para mitigar las deficiencias derivadas de la época de confrontación.

En Asturias, los Hermanos de San Juan de Dios no dudan un instante en la aportación que ellos pueden brindar a la sociedad civil como ya lo estaban haciendo en otros lugares de España tales como en Madrid ( Hospital de San Rafael), Santander (Santa Clotilde), Barcelona (Hospital de San Juan de Dios), o Vigo (San Rafael). Es precisamente en esta última ciudad donde va a surgir el milagro… En la ciudad de Vigo vivía un personaje, que va a ser el auténtico protagonista y mecenas del nuevo centro gijonés, El Sanatorio Marítimo.


En Vigo vivía D. Hermenegildo Alfageme, el cual  poseía unas importantes fábricas de conserva de pescado. Una de esas fábricas estaba muy cerca de la clínica que los Hermanos Hospitalarios tenían en dicha ciudad

La función principal de ese hospital era la atención de un considerable grupo de niños pobres y enfermos. D. Hermenegildo era testigo presencial del trato y las atenciones que los Hermanos de San Juan de Dios tenían para con estos niños enfermos. Un día quiso el destino que D. Hermenegildo entablara conversación con el H. Arsenio Virumbrales, quien a su vez, era el Superior del Hogar-Clínica de San Rafael.  En la conversación D. Hermenegildo propone al H. Arsensio, su intención de levantar un hospital similar al de Vigo en la ciudad asturiana de Gijón, en  memoria de dos de sus seres más queridos: D. Bernardo su padre y Hermenegildo su hijo. y así dar respuesta a tantos y tantos niños enfermos como había, sobre todo, en Las Cuencas Mineras del Nalón y del Caudal. En dicha conversación, D. Hermenegildo concreta la acción a tomar y determinan el fín benéfico, que había de tener, ofreciendo a La Orden Hospitalaria la ayuda necesaria para la futura fundación. El H. Arsenio transmite a sus superiores las intenciones de D. Hermenegildo y en breve tiempo se entrevista con el Padre Provincial de La Orden Hospitalaria, Padre Claudio Piña Tejedor.
Ambas partes acuerdan levantar un nuevo Hospital, que se denominará Hospital Infantil de San Bernardo y San Hermenegildo  para niños lisiados pobres y que se levantará en el mismo lugar donde años atrás fallecieron el padre e hijo del nuevo benefactor.  
Tras realizar las gestiones oportunas y aunar en el proyecto a las autoridades locales y provinciales se prodecería a iniciar las obras de construcción con una idea clara y concisa:
La caridad deberá prevalecer sobre la venganza.     

 Gerardo Alonso Matías.

lunes, 14 de julio de 2014

La Orden Hospitalaria siempre con el necesitado



Terminábamos nuestro comentario anterior, hablando de la llegada a nuestra villa de Gijón de la Orden Hospitalaria de los Hermanos de San Juan de Dios.
Desde hace más de 450 años la Orden Hospitalaria de Los Hermanos de San Juan de Dios viene desarrollando su misión de servicio y dedicación a la asistencia de los enfermos y necesitados. Los Hermanos de San Juan de Dios, desde el primer compañero del Fundador, el Hermano  Antón Martín, hasta el último Hermano, que haya profesado en la Orden, se sienten depositarios del carisma de la Hospitalidad, vivido en su momento por el Fundador. Todos ellos han bebido y beben del mismo pozo. Su carisma trasciende a la persona, al lugar donde se encuentren y a la época, que les haya tocado vivir. La Hospitalidad es la “marca” el distintivo de los seguidores de 
Juan de Dios. Más de cuatro siglos y medio demuestran cómo los Hermanos en los distintos tiempos,  en los distintos lugares y muchas veces, entregando sus vidas,  nos lo han demostrado. De este don de la Hospitalidad, no solo participan los Hermanos Hospitalarios, sino también se han incorporado a la Gran Familia Hospitalaria, Los Colaboradores en sus diferentes ámbitos: profesionales, voluntarios y bienhechores, que han sido y son participes de la Hospitalidad, demostrando  en sus diversas facetas, un  verdadero deseo de ayuda, al comprender que la Orden Hospitalaria no tiene derechos de autor sobre San Juan de Dios, sino que todos, Hermanos Hospitalarios y laicos comparten la Hospitalidad de Juan, el loco de Granada. Todos esos miles y miles de colaboradores y bienhechores, que a lo largo del globo terráqueo pululan por doquier junto con Los Hermanos forman La Gran Familia Hospitalaria  de San Juan de Dios..
San Juan de Dios murió sin haber tenido la intención de fundar una Orden religiosa, sin embargo dicha Orden fue reconocida como tal, por el Papa Pío V allá por el año 1572.  Juan de Dios muere en Granada el año 1550. 
La Orden fue reconocida como tal el año 1572, La Orden se extiende por toda la Península Ibérica, por Italia y otras naciones europeas y cruza el Océano para llegar al Nuevo Continente Americano, donde se abren hospitales semejantes al hospital de Granada. A pesar de todas las trabas y zancadillas sufridas en Francia, Italia y España, La Orden Hospitalaria ha surgido cada vez con más vitalidad y ejemplo y así tenemos cómo en España fue restaurada por el Hermano Benito Menni, hoy San Benito Menni, religioso hospitalario, que llegó de Italia enviado por el Papa Pio IX y cuyo centenario de su muerte estamos celebrando en esta año 2014. El año 1867 La Orden en España solamente contaba con el Hospital de  San Juan de Dios en Barcelona,  mas la lista de nuevos hospitales ya no se iba a detener  y nuevos centros se extenderían por todo el territorio hispano-luso-mexicano. El año 1934 cuenta con más de 20 en España y en los años  siguientes  con más  de ochenta centros en España, Sudamérica y Africa.
Hoy,  en el s. XXI La Orden Hospitalaria está presente en 51 paises, con más de 300 Centros de atención hospitalaria entre los que nos encontramos: 70 Servicios para discapacitados. 69 Hospitales.  44 Centros para enfermos mentales. 42 Dispensarios. 37 Servicios para ancianos. 33 Servicios socio-asistenciales de distinto tipo.
Pues bien, uno de esos 70 centros para personas discapacitadas lo tenemos en Gijón, El Sanatorio Marítimo, pero de él hablaremos en nuestro próximo comentario.

Gerardo Alonso Matías.



viernes, 11 de julio de 2014

¡¡ Qué tiempos aquellos!!



Situémonos en los años 40; esa década es recordada por todos los españoles como la más amarga y penosa de la primera mitad del siglo XX. Aunque la guerra civil ha finalizado, en España y en Asturias no se vive en paz. Con la guerra se rompen todos los valores cívicos y éticos más elementales. Podemos afirmar, que existe una raya divisoria entre los vencedores y los vencidos. El odio entre los unos y los otros ha alcanzado cuotas tan altas, que la palabra perdón ha desaparecido del lenguaje cotidiano. Abuso de autoridad, humillación del subordinado, salario miserable, jornada laboral agotadora… son los condimentos que más mella hacen en la clase trabajadora.

En el campo educativo las consecuencias de la guerra fueron irreparables; el cuerpo de maestros, sobre todo en la enseñanza primaria, ha sido meticulosamente purgado por el nuevo régimen y las aulas están presididas por los retratos de Franco y José Antonio Primo de Rivera. Las penurias de la guerra afectan a la mayoría de la población, sobre todo a los niños. Estos acuden a la escuela no sólo con hambre en sus estómagos, sino también con sus cabezas rapadas y semidescalzos.
Para intentar paliar esta situación de desesperanza colectiva, el Estado ha tomado medidas ineficaces tales como la politización y la distribución de alimentos por medio de las cartillas de racionamiento. Estas políticas no sólo acentúan la pobreza sino que también promueven la aparición de la típica picaresca española y el consiguiente florecimiento del negocio del estraperlo, dominado, cómo no, por gente desaprensiva y sin escrúpulos.
En Asturias el hambre provoca que los jóvenes busquen el sustento por los pueblos y aldeas de la región, e incluso se aventuren a marcharse más allá del Pajares, yendo los más afortunados a hacer las Américas, tal y como hicieron sus ancestros, y los menos afortunados, de jornaleros por el resto de La Península Ibérica a cambio de unas condiciones y salarios de miseria. 
El descontento es palpable en la ciudadanía; el control policial y la represión son severos. Quizá por ello, o quizá como política del Régimen, el pueblo llano disfruta de los espectáculos tradicionales como las ferias taurinas o de los acontecimientos deportivos, que ganan, cada día, más adeptos. Surgen nuevos héroes nacionales como Bienvenida o Manolete y nuevos ídolos locales como Herrerín,  Emilín,  Pena o  Luisín.
El auge de los espectáculos taurinos y deportivos no acalla, sin embargo, el espíritu rebelde presente en los asturianos. Existen conatos de rebeldía, principalmente protagonizados por mujeres, durante estos años austeros de miseria y de silencio. No obstante, la respuesta y el apoyo social son muy débiles. La dictadura ejerce un demagógico paternalismo sobre la población, y ésta, temerosa de las represalias y hastiada de años de lucha en balde, la acepta.
En esta década tenebrosa, cabría destacar dos hechos positivos; el primero fue importante en el terreno religioso y fue el traslado de La Cruz de La Victoria a la catedral de Oviedo. El segundo no sólo fue determinante en el terreno práctico, sino que también se integró como parte fundamental del pueblo de Gijón, y no fue otra, que la llegada de los Hermanos de San Juan de Dios a la villa marinera, fundando El Sanatorio Marítimo.


Gerardo Alonso Matías.